Es un trastorno de la conducta alimentaria que conlleva una pérdida de peso, la cual es provocada por el propio enfermo.
Es el temor a aumentar de peso.
Las personas afectadas pueden perder desde un 15 a un 50 por ciento, de su peso corporal.
El mayor desafío para su tratamiento es ayudar a la persona a reconocer que tiene una enfermedad. Y tras ello, hacer cambiar los pensamientos o comportamientos, y estimularlo a comer de forma sana.
Si el paciente es joven, la terapia puede involucrar a la familia entera siendo esta parte de la solución para conseguir unos óptimos resultados.